Adelántate a los cambios con la agilidad estratégica (Segunda parte)

Seguimos en esta segunda parte con el tema de la agilidad estratégica. Como lo prometimos queremos aportar toda la información para que comiences a aplicarla en tu empresa.
La agilidad estratégica es una nueva visión de la gestión empresarial que motiva a las compañías flexibilizar sus procesos. La intención de la agilidad es dar a las empresas la capacidad para adaptarse a un entorno cambiante y dinámico. Los negocios del futuro se encuentran ante procesos de innovación y revolución constante. Las empresas deben saber que la competitividad no es permanente. Estar constantemente activas en el mercado implica un uso mayor creatividad y capacidad de respuesta antes las demandas de los clientes.
La agilidad como práctica estratégica imprime eficacia y eficiencia en la estructura organizativa. La flexibilización significa hacer las cosas de “la forma más rápida posible”, “con la más alta creatividad y calidad”, “de manera sencilla y práctica. Es, entre otras cosas, una disposición de los equipos de trabajo que elimina la burocracia.
¿Todavía no has leído la primera parte de este artículo? Conoce todo sobre la agilidad en la primera parte. Te damos una definición detallada y sus características. Dale clic para comprender en qué consiste la agilidad estratégica.
En esta ocasión queremos compartir contigo otras cosas muy importantes: qué implica asumir la agilidad cómo parte de la forma organizativa de una empresa y cómo funciona a la par de los procesos de planeación estratégica.
Agilidad estratégica: cómo funciona
La agilidad estratégica funciona a partir de tres criterios fundamentales. Estos criterios tienen que ver directamente con el sentido estratégico o de planeación de la empresa. La motivación o integración del talento humano y, finalmente, con la capacidad operativa o los recursos con los que contemos.
¡Vamos a comenzar la revisión de estos puntos principales!
El sentido estratégico
El sentido estratégico se refiere a cómo las empresas asumen la operatividad o la respuesta que dan a cada requerimiento. Se trata, precisamente, de especificar cómo vamos a funcionar o cómo vamos a operar. Generalmente toda empresa se organiza de forma jerárquica, por departamentos o secciones. Esto ayuda a mantener un orden interno y delega las responsabilidades y las tareas.
Un sentido estratégico realmente ágil va a darle celeridad a la toma de decisiones, a aprovechar el valor de las oportunidades y sacar ventaja frente a la competencia. A diferencia de las organizaciones burocráticas, la agilidad estratégica no dilata innecesariamente las decisiones importantes. Tampoco permite que los procesos internos se vean afectados por vacilaciones o falta de directrices claras. Debemos que si bien la agilidad significa actuar con rapidez, esto no implica que las decisiones sean tomadas a la ligera, sin un proceso de análisis. El sentido estratégico prepara a las empresas para acelerar sus procesos, pero también para actuar de forma eficiente “Hacer lo correcto” para el negocio. Se trata, entonces, de mejorar el nivel de desempeño en calidad y cantidad.
La motivación del equipo de trabajo
Como ya mencionamos anteriormente, la agilidad como estrategia da mayor relevancia al trabajo colectivo, a la disposición de las personas y sus acciones. Dentro de las organizaciones las personas, sus conocimientos, actitudes y habilidades marcan la diferencia de la calidad de una empresa. Más allá del nivel de tecnología con el que se cuente. Para este nuevo enfoque de gestión el talento humano es primordial. Por tanto, los colaboradores deben ser capaces de no solo tomar las decisiones, sino también hacerlas cumplir en el lapso de tiempo propicio.
Disponibilidad de los recursos
Para que la agilidad estratégica se cumpla a cabalidad una empresa debe ser capaz de movilizar a su personal y sus recursos. Esto quiere decir que existe dinamismo y velocidad para la asignación de los insumos y los medios para que se cumplan los procesos. Las empresas que han formado una estructura burocrática tienden a retardar la asignación de recursos y personal. Esto generalmente termina causando desmotivación en el equipo de trabajo. Del mismo modo, puede ocasionar pérdida de ganancias y nuevas oportunidades de negocio.
La agilidad y la planeación estratégica
Dentro de la administración y gerencia empresarial algunas personas insisten en considerar a la agilidad estratégica y a la planeación como dos cosas antagónicas. La planeación estratégica se considera como el propósito fundamental que estructura y guía a una empresa, a largo plazo. Es un modo de jerarquía que organiza el funcionamiento de un negocio y le permite alcanzar de forma clara sus objetivos principales. Se relaciona de forma estrecha con la misión, visión y valores corporativos.
¿Deseas conocer más sobre la planeación? Entonces, te recomendamos revises nuestro artículo sobre la planeación estratégica.
La planeación estratégica construye el modelo de negocio de un emprendimiento, por lo que este no suele cambiar o modificarse con frecuencia. Se conforma por un diseño de pasos a seguir que le indican a la empresa cuáles acciones debe llevar a cabo para poder alcanzar su visión y dar cumplimiento a su misión. Por ello, de forma errónea se considera que las empresas deben abandonar la planeación y practicar la solamente la agilidad.
Sin embargo, la experiencia nos dice que ambos conceptos se complementan. La planeación define objetivos muy claros y enfoca el trabajo del equipo a metas concretas y comunes. por su parte, la agilidad da la habilidad para realizar las actividades de forma rápida y flexible. Evitar los retrasos innecesarios, adaptarse a los eventos y aprovechar las oportunidades. La agilidad hace que la jerarquía trabaje de forma eficiente como una red que integra todo el sistema de una empresa.
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